Y u Y a l
Cosas que nos van creciendo


Cristina Macjus
Cecilia Afonso Esteves
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22.4.13


Abrojos y alitas
Cuando están maduras, las semillas deben desprenderse de la planta madre y viajar buscando un lugar adecuado donde crecer. Para eso idearon las formas y estrategias más sorprendentes.


Las semillas son como naves. Transportan un embrión y una reserva de comida para que el bebito pueda alimentarse los primeros días de germinación, antes de que le crezca su propia raíz. Cuando se desprenden de la madre, deben buscar un sitio adecuado donde instalarse. Para eso cada una ha diseñado una nave que aproveche los recursos de su entorno. Hay muchas formas de trasporte, una más ingeniosa que la otra. Acá van algunas:

Con alas
Utilizan el viento para desplazarse. Para eso tienen apéndices que les permiten flotar en las corrientes y planear durante el descenso. Así son las semillas de pino, de jacarandá, de tilo y de fresno, entre muchas otras. Hay una gran variedad de formas de alas y métodos de vuelo. Existen semillas con un ala, otras con dos y no faltan las que tienen varias alas que les permiten rotar en el aire.

Con paracaídas
Como las semillas del diente de león. Estos plumeros peludos no sólo les permiten a algunas especies desplazarse con el viento, sino también, depositarse en el suelo con mucha elegancia y en una posición que ayuda a su germinación. Mientras que una semilla normalita cae cerca de su mamá, las que tienen paracaídas pueden alejarse varios metros. Así consiguen terrenos con más espacio para crecer que si cayeran junto a sus hermanas y tuvieran que desarrollarse compitiendo por la luz y los nutrientes.

Volando como el polvo
Son tan chiquitas que basta que sople un viento para que se dispersen por el aire. Por ejemplo las semillas de orquídeas. Es un método de transporte económico, la planta no tiene que gastar energías fabricando alas. Pero tiene una contra. Toda semilla lleva adentro un embrión y un poco de comida para que el bebito se alimente en los primeros días de germinación. Para poder volar como polvo estas semillas tienen que ser muy pequeñas, por lo tanto, no pueden llevar mucha comida, incluso ninguna. Por eso algunas son capaces de tomar el alimento de otras plantas, por ejemplo de los exudados de las raíces de vegetales ya crecidos. Aún así, deben tener mucha puntería y caer en el lugar adecuado. Lo que la planta madre se ahorra en el tamaño de sus semillas, debe gastarlo en cantidad: necesita producir muchas para asegurarse que algunas llegarán a destino.

Con abrojo
Tienen ganchos, espinas o sistemas parecidos al velcro. Otras son pegajosas. Se adhieren, testarudas, al pelaje de los animales. Así pueden viajar gratis sobre especies que tienen patas. Y no sólo eso. También, algunas muy ingeniosas, pueden aferrarse a los pájaros, y así volar aún cuando no cuentan con alas. Pueden estar varios días agarradas a un animal. Cuanto más tiempo duren, más lejos llegan.

Sabrosas
Se cubren con una capa nutritiva y esperan que un animal se las coma. Así viajan dentro de un estómago. Llegan a destino cuando el animal hace caca, algo que puede ser apestoso para un humano, pero que es muy interesante para una semilla porque le aporta abono. No muchas pueden transportarse de esta manera. Y aquí viene la desventaja del método: la planta madre debe gastar mucha energía en producir semillas bien duras, que sean capaces de resistir los jugos gástricos del estómago de un animal.

Viajando en hormiga
Hay semillas que generan estrategias para atraer a las hormigas, como protuberancias de tejido sabroso. Las hormigas las recolectan, las llevan a sus nidos, se comen lo rico y descartan el resto. Así las semillas consiguen varios beneficios: quedan plantadas bajo tierra, en un lugar abonado (los hormigueros suelen tener basureros, que no son otra cosa que ricos montoncitos de abono para las semillas), en una cueva protegida de otros insectos (porque no hay bicho que se anime a entrar en un hormiguero).

Con flotador
Generan espacios huecos en el interior, llenos de aire, que les permiten flotar. O están formadas por un tejido parecido a la esponja o al corcho. También hay algunas que simplemente son tan livianas que flotan. Un ejemplo es el coco, ese que se compra en la verdulería y con el que se hacen tan ricas golosinas. Es puro vacío, y flota. Hay quien dice que se han encontrado cocos que viajaron de un continente a otro.



Texto: Cristina
Ilustraciones: Cecilia

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